publicación Online Marzo 11, 2011
 
 
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Edicion No. 264 , MARZO 2011
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Mis sexenios (36)

José Guadalupe Robledo Guerrero.


A la mitad del “gobierno” mendocista.
Para el “día de la libertad de expresión” (7 de junio de 1990), la incapacidad y la corrupción de Eliseo Mendoza y los mendocistas era un comentario generalizado. Para esa fecha, el director de prensa Gerardo Hernández González y su concuño Javier Dávila, eran considerados como dos nuevos ricos del sexenio por su repentina prosperidad, y se les acusaba de muchas cosas, no sólo de enemistar a los periodistas con su mecenas, también de tener una larga nómina de semanarios con convenios publicitarios ficticios, cuyos cheques iban a parar a la cuenta de Gerardo Hernández depositados por su secretaria Cristina Neira. Además se hablaba sobre su recurrente práctica de “ordeñar” los sobres de las dádivas periodísticas a la usanza de su patrón EMB, quien también hacía lo mismo con las partidas y presupuestos de los municipios .

Gerardo Hernández González fue uno de los peores directores de prensa de que tengan memoria los periodistas, y eso es mucho decir, pues por esa área estatal han circulado muchos especímenes que han llegado a ese cargo para enriquecerse: Carlos Robles Nava, Claudio Bress Garza, Alba Celina Soto, por mencionar sólo algunos. Gracias a Gerardo Hernández, durante todo el sexenio mendocista la tropa periodística, reporteros y semanaristas, pintaron su raya con el gobierno estatal, organizando cada 7 de junio un desayuno festejando el día de la libertad de expresión independiente al que organizaba el gobierno para los dueños de los medios de comunicación.

A mediados de 1990, el ex alcalde saltillense Mario Eulalio Gutiérrez Talamás, luego de varios meses retirado de la política, fue nombrado Presidente del Comité Municipal del PRI. Mario Eulalio oportunistamente había aceptado ese modesto cargo partidista a sabiendas de que Eleazar sería destituido. En otras palabras, se había puesto en un lugar visible para que lo llamaran como relevo municipal. Para conocer sus intenciones entrevisté para El Periódico... a Mario Eulalio.

En ese entonces los 38 municipios de Coahuila estaban gobernados por priistas, y todos tenían problemas económicos. Sin embargo, en la entrevista Mario Eulalio Gutiérrez declinó dar su opinión sobre todos los ayuntamientos emproblemados: “Yo puedo hablarte de Saltillo, pues del panorama estatal prefiero que Higinio González Calderón sea el que dé sus puntos de vista”.

Invariablemente los dirigentes priistas, más los municipales, se abstienen de criticar a los alcaldes, y ni remotamente se atreven a hacerle señalamientos al de la capital del Estado, pero en esta ocasión Gutiérrez Talamás fue la excepción, y dijo: “En Saltillo tenemos una administración municipal desafortunada”. “Es prioritario que el Ayuntamiento de Saltillo recupere su capacidad económica”. “Apoyaremos a las autoridades municipales, pero les exigiremos que mejoren la situación”.

La cosa estaba clara, la destitución de Eleazar Galindo Vara estaba a la vuelta de la esquina, aunque a decir verdad nadie pensó en que EMB lo encarcelaría por fraudes y desviaciones. Era demasiado cinismo para un gobernador saqueador y demasiado tributo para congraciarse con sus patrones: los López del Bosque.

También por esos días, en uno de mis repetidos viajes a la Huasteca Potosina conocí a un bien informado sindicalista de Ciudad Madero, Tamaulipas, asiento de una gran refinería, establecimiento de la Sección I del Sindicato Petrolero y territorio de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, a quien lo maderenses le apodaban “El Benefactor”.

El sindicalista me puso al tanto de lo sucedido a Joaquín Hernández Galicia: En ciudad Madero se había detenido a “La Quina”, en un escenario que según los conocedores fue creado por el gobierno salinista. “El Benefactor” era temido y respetado por sus amigos y enemigos, esa fue la razón por la que se movilizó al aparato judicial y a las fuerzas policiacas y militares en un operativo sorpresa que tuvo como objetivo aprehender al líder petrolero.

Joaquín Hernández Galicia era una mezcla del caudillo mexicano con el padrino italiano, quien tenía ingerencia en los conflictos más íntimos de sus protegidos. Lo mismo daba trabajo que organizaba labores colectivas en beneficio de la comunidad. De igual forma influía en un pleito familiar que en la sucesión de gobernadores y alcaldes, y su opinión era importante en cuanto a los candidatos presidenciales.

“La Quina” creó escuelas, cines, supermercados, líneas de transporte, sembradíos y fábricas que producían todo tipo de satisfactores a bajo precio y de buena calidad. Organizaba a los trabajadores eventuales para que limpiaran las calles, los mercados, las playas, cuyos trabajos colectivos les ayudaba a acumular méritos para obtener una base en Pemex.

Luego de la detención de “La Quina”, su fuerza moral, coercitiva, corporativa, había desaparecido, y con ella también se esfumaron los beneficios a la población. La prosperidad y la limpieza abandonaron Ciudad Madero, por eso los maderenses añoraban a su benefactor. Cuando lo arrestaron, sus seguidores salieron a las calles a protestar, pero se detuvieron ante la amenaza oficial de que si continuaban con sus protestas matarían a “La Quina”.

Hernández Galicia, según testigos, no había sido el único detenido. Cientos había sido llevados en aviones del gobierno federal, y miles de trabajadores de base fueron suspendidos ilegalmente en sus empleos por participar en las protestas. Para volver a su base tuvieron que hacer activismo en contra de “La Quina”. “Primero comer que ser quinista”...

A pesar del poderío político y económico que concentró Joaquín Hernández Galicia, su tren de vida era modesto y austero. Siempre rechazó los lujos y no ostentaba su gran poder. Diariamente visitaba distintas áreas de la refinería, platicaba con sus compañeros, resolvía los problemas y necesidades que le planteaban, y los invitaba a mantenerse unidos “Para trabajar por el engradecimiento de México”.

A mediados de 1990, petroleros, taxistas, choferes, oficinistas, vendedores ambulantes, amas de casa, pequeños comerciantes, gente del pueblo, esperaban pacientemente el retorno de su benefactor, tenían la esperanza de que al final del sexenio salinista lo pondrían en libertad, y ese sería el momento para ajustar cuentas con quien humilló y encarceló a su líder. Mientras tanto -decían- Carlos Salinas de Gortari nunca visitará Ciudad Madero por temor a la venganza de los seguidores de “La Quina”. Y al parecer, CSG nunca se paró en esa importante ciudad petrolera.

Hernández Galicia pagó muy caro su menosprecio por el candidato presidencial Carlos Salinas de Gortari, a quien además de escamotearle su apoyo institucional, le jugó las contras apoyando económicamente al candidato del Frente Democrático Nacional, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien había abandonado el PRI para buscar la Presidencia.

“La Quina”, según se dijo, había mandado editar un folleto de circulación selectiva, en donde se contaba la historia de la niña sirvienta que uno de los Salinas de Gortari había asesinado cuando jugaban a fusilarla con una arma verdadera. Dicho sea de paso, hasta la fecha no se sabe quién fue el asesino de la menor: ¿Carlos o Raúl?

Por otro lado, Joaquín Hernández Galicia cuestionaba el neoliberalismo de Carlos Salinas, quien enterraría al viejo PRI y a sus personajes históricos, incluyendo a los revolucionarios de 1910 y a la Revolución Mexicana. “La Quina” hizo circular la acusación de que CSG era el candidato del Fondo Monetario Internacional y de los potentados de Wall Street, lo cual no era mentira, todos los Presidentes mexicanos siempre buscan tener el visto bueno del Pentágono, la CIA y el Departamento de Estado de los EUA, pero al parecer Salinas de Gortari fue más allá, porque buscó la Presidencia de México en el centro financiero del imperio norteamericano.

En términos confidenciales, entre los allegados a Carlos Salinas se comentaba sobre una cena que Luis Téllez Kuenzler le había organizado con los judíos financieros de Wall Street en diciembre de 1987. De allí surgió el apoyo de los potentados imperialistas al precandidato presidencial, de tal manera que lo convirtió en el virtual candidato a la Presidencia de la República, dejando atrás a sus competidores que le llevaban la delantera en México en las preferencias de los ciudadanos: Alfredo del Mazo y Manuel Bartlett. Incluso se dijo que éste fue uno de los motivos por lo que se dividieron los maoístas de la cúpula de Línea de Masas y Línea Proletaria. Lo cierto es que éstas fueron sólo algunas de las razones que motivaron la saña con la que Carlos Salinas resolvió el asunto del líder petrolero una vez que fue Presidente en funciones.

También a mitad de 1990, en los corrillos políticos de alto nivel se decía que Rosendo Villarreal Dávila, cuñado de Isidro López del Bosque y fracasado empresario, le había solicitado a Eliseo Mendoza la candidatura del PRI a la Alcaldía de Saltillo, aprovechando que EMB quería congraciarse con sus parientes políticos, los López del Bosque, y de que el PRI estatal estaba siendo dirigido por un panista: Higinio González Calderón, empleado hasta la fecha de los propietarios del Grupo Industrial Saltillo.

El comentario político no aclaraba por qué EMB le había negado a Rosendo su petición, pero lo cierto era que tanto Eliseo Mendoza como los López del Bosque ya habían acordado el futuro de la Presidencia municipal de Saltillo: destituirán y encarcelarían a Eleazar Galindo Vara, impondrían al oportunista de Mario Eulalio Gutiérrez Talamás como alcalde interino (suplencia a la que el junior le llamó “El Segundo Reich”), y ante el escándalo mediático de corrupción en detrimento del PRI, le entregarían la alcaldía saltillense a Rosendo Villarreal Dávila que luego de la supuesta negativa de Mendoza Berrueto había ingresado al PAN, partido que por arte de magia lo convirtió, sin militancia ni méritos partidistas, en su candidato a alcalde. EMB fue el primer gobernador coahuilense que pactó con los potentados la alternancia en el poder con el derechista partido de Acción Nacional, que desde siempre manejaron y financiaron los López del Bosque.

Por otro lado, el escándalo originado por la denuncia ante el Congreso de la Unión de Francisco Navarro Montenegro contra el director de Sapac, Francisco de la Peña Dávila, seguía dando datos sobre la corrupción imperante en el Sistema de Aguas. Según trascendió: El proyecto para la construcción del colector y emisor principal del sistema Saltillo, para eliminar las aguas residuales que se concentran en el arroyo “La Tórtola”, presentado por Francisco de la Peña tenía un costo mayor que el real, pues estaba aumentado en un cien por ciento de su verdadero valor.

Mientras que la corrupción mendocista permeaba y se exhibía en todas la áreas del gobierno estatal, Eliseo anunciaba dos de sus “trascendentes” obras: El proyecto de la construcción de la plaza tlaxcalteca y el regalo de automóviles del año para sus dóciles y serviciales magistrados del poder judicial. Pero para estos días los coahuilenses ya estaban hartos de la corrupción, dejadez e incapacidad de EMB y su gobierno. Por eso los rumores de la posible destitución de EMB se convirtieron en un clamor público. Todo mundo esperaba que Eliseo abandonara el gobierno coahuilense.

En medio de todo este desmadre, Mendoza Berrueto ordenó que el alcalde de Saltillo, Eleazar Galindo Vara, pidiera licencia a su cargo en el momento en que él estaba en Santa Fe, Nuevo México. Luego Eleazar Galindo sería acusado de un escandaloso fraude cometido en el Programa “Tierra y Esperanza”, de donde se desviaron 21 mil millones de pesos, y cuyo principal inculpado, Juan Francisco Guerrero Jiménez se les “escapó” a las autoridades que lo iban a detener, previa entrega de un maletín con 15 millones de pesos que según Juan Francisco Guerrero le había entregado a Armín Valdez.

Pero el verdadero problema de los alcaldes coahuilenses, como lo escribió Miguel Ángel Kaiseros en su columna Primera Plana de El Periódico..., era la corrupción del gobierno mendocista. Veamos lo que comentó Kaiseros:

“Algo se está fraguando entre los alcaldes coahuilenses, pues en su mayoría no están de acuerdo de ser corderitos pascuales del tesorero Jesús García López que les retiene el dinero que legalmente les corresponde. Corre la versión de que los alcaldes denunciarán ante la Secretaría de Programación y Presupuesto de Ernesto Zedillo, el robo de que son objetos por parte del titular de la Secretaría de Finanzas de Coahuila. Resulta que el veracruzano les quita del 30 al 50 por ciento del dinero que legitimamente les corresponde. También es cierto que Ernesto Zedillo les informó a los alcaldes del dinero que les envia con puntualidad, y así se dieron cuenta los presidentes municipales que las partidas estaban ordeñadas. A consecuencia de la tremenda y excesiva ordeña, las vacas municipales se enflacaron y la obra pública brilla por su ausencia”.

Con el interinato como alcalde de Mario Eulalio Gutiérrez volvió a la función pública Humberto Gaona Silva como encargado de la dirección de prensa del municipio de Saltillo, y también volvió a inquietarse Flores Tapia con la posibilidad de contender por la alcaldía de Saltillo luego de que el 7 de junio un grupo representante de la Corriente Crítica del PRI, comandada nacionalmente por Rodolfo González Guevara, le ofreciera lanzarlo como su candidato. OFT declinó el ofrecimiento, pero les sugirió que si no encontraban un candidato joven con posibilidad de ganar, entonces reconsideraría aceptar la propuesta.

Al terminar el desayuno -independiente al oficial- que organizamos la tropa periodística para festejar el día de la libertad de expresión, visité a Flores Tapia para platicar sobre su intento de regresar a la política. A OFT le había seducido la idea de retornar a la función pública, porque le habían dicho que nadie podía ganarle, que lo quería mucho la gente y que lo estaban esperando para que los condujera a la victoria.

Frente a estas verdades a medias o mentiras maquilladas, Flores Tapia se quedó pensando cuando le pregunté: ¿Dónde estaban esos seguidores cuando usted renunciaba al gobierno de Coahuila presionado por la federación? No se olvide -le dije- que en política hay opiniones o respaldos que no cuentan. Aproveché su meditación al respecto para darle mi opinión sobre lo que sucedía. Para OFT era imposible que Mendoza Berrueto ya hubiera negociado la entrega de la alcaldía saltillense al Grupo Industrial Saltillo, pero fuí más allá y le dije: Rosendo Villarreal Dávila será el próximo Presidente Municipal, y conseguirá esa posición como candidato del PAN.

Mi intención de platicar con Flores Tapia tenía como objetivo amistoso que no lo metieran en una situación desagradable, que no lo pusieran en el circo con los leones para que lo despedazaran, ya había sido suficiente para él la renuncia a su gobierno tres meses antes de terminar su periodo constitucional. Al parecer, aquella plática hizo que OFT profundizara sus análisis, “parara las orejas” y viera más allá de lo que las necesidades de su ego le decían. Flores Tapia no se podía dar el lujo de equivocarse nuevamente.

Para agosto, semanas antes de las elecciones municipales, Jesús Martínez del Castillo entrevistó para El Periódico... al diputado federal Enrique Martínez y Martínez, quien dijo a su manera lo que estaba sucediendo en Coahuila y lo que sucedería: “El incumplimiento ha generado la pérdida de credibilidad de la ciudadanía”. “Muchos alcaldes han fallado a su mandato constitucional”. “La gente no se solidariza con el gobierno cuando ve que quien está a la cabeza no tiene autoridad moral”. “Si no se postulan candidatos adecuados, el PRI tendrá derrotas electorales”. Estas declaraciones martinistas convalidarían mi opinión de que el próximo alcalde saltillense sería el neo panista Rosendo Villarreal Dávila. La situación estaba clara.

En ese mes de agosto visitó Saltillo el Presidente Salinas de Gortari, y El Periódico... publicó una carta de mi amigo el diputado panista Humberto Flores Cuéllar dirigido al Presidente de la República en donde denuncia: “Los escándalos y desatinos provocados por la débil conducción de Eliseo Mendoza Berrueto, gobernador incapaz de poner orden en su casa”. Asimismo le advierte: “Llega usted, señor Presidente, a un estado caótico en lo político y económico, en el que nadie toma en serio a la primera autoridad, porque ésta no se ha dado a respetar por los gobernados”.

En otra parte de su escrito, Flores Cuéllar le dice al Presidente la situación de corrupción que priva en los municipios coahuilenses, principalmente en Saltillo donde el alcalde había pedido licencia tras múltiples señalamientos de corrupción; también le comenta sobre Piedras Negras en donde el alcalde había sido “separado” de su función, debido a la acusación de haber desviado 4 mil millones de pesos del erario. Asimismo recorre Allende, Frontera, Monclova, Torreón, San Pedro, Múzquiz, Matamoros, etc.

Al final de su escrito, el diputado panista Humberto Flores Cuéllar se dirige coloquialmente al Presidente: “Pedirle que se lleve a Mendoza Berrueto expondría a México a un daño mayor, pero tampoco es justo que los coahuilenses carguemos con esa cruz, por lo que apelamos a su sabiduría de estadista para que encuentre una solución que beneficie a la nación y al Estado, señor Presidente”.

La carta de Flores Cuéllar al Presidente sintetizaba el estado de cosas en Coahuila. Pero Salinas de Gortari nunca destituyó a Mendoza Berrueto, porque no le pareció necesario hacerlo. Eliseo era un gobernante corrupto e incapaz y sin autoridad. No representaba a nadie y no tenía grupo que lo respaldara. EMB no presentaba ninguna oposición y era inofensivo para los planes hegemónicos del Presidente. Por eso meses después Salinas resolvería el asunto, enviando a Rogelio Montemayor a cogobernar Coahuila desde la coordinación estatal de Sedesol, así se pasaría el resto del sexenio. Sedesol fue para Montemayor su catapulta a la gubernatura de Coahuila.

Mientras tanto los rumores de la corrupción mendocista prosperaban en lo corrillos políticos, cada día había nuevas adquisiciones gubernamentales, como la compra de un rancho en General Cepeda, atrás del panteón municipal, al que en pocos días se le dotó de energía eléctrica con la instalación de alrededor de siete kilómetros de postes, y se hicieron los preparativos para pavimentar el acceso a la propiedad, que según se dijo era de EMB, y los vendedores fueron los dueños de una fábrica refresquera en Saltillo, seguramente los Arizpe...

(Continuará).
A la mitad del gobierno mendocista...

 
robledo_jgr@hotmail.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     
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